Existen problemas asociados al reposo prolongado o a la inmovilidad que afectan la calidad de vida de los adultos mayores. Uno de ellos son las heridas, úlceras o «escaras» (como lo conoce la mayoría de la gente) relacionados por diversas causas como la humedad por escape de orina o por sudor; dificultad para moverse por sí mismo por una fractura de cadera o estar en una misma posición en cama o silla de ruedas; y contacto bajo presión entre las mismas prominencias óseas.
Las zonas corporales más frecuentemente afectadas por úlceras son cabeza, codos, sacro, trocánter, tobillos y talones.
Estas heridas pueden llegar a ser prevenibles en la mayoría de los casos, así mismo las complicaciones pueden ser desde una lesión superficial que inicia con una coloración rojiza hasta la pérdida de capas más profundas de la piel, siendo más complicado su proceso de recuperación y repercutiendo de forma importante en su estado de salud. Es por ello que se propone unas sencillas recomendaciones fáciles de aplicar:
1.- Valorar el riesgo de úlceras por presión a través de la escala de Norton.
2.- Valorar la piel al menos una vez al día, buscando de forma intencionada alguna lesión.
2.- Realizar cambios posturales cada 2 horas, se pueden apoyar del reloj de posiciones.
3.- En caso de tener conocimiento de incontinencia urinaria o fecal revisar con frecuencia el pañal y realizar los cambios necesarios; realizar limpieza de la zona preferentemente con agua tibia y jabón neutro.
4.- Humectar con crema o aceite de almendras la piel adecuadamente verificando que se absorba completamente.
5.- Limpiar y secar los espacios entre los dedos de los pies.
6.- En caso de movilización limitada valorar el uso de 2 personas o más para las trasferencias como durante el cambio de la cama al sillón y viceversa, evitar arrastrar a la persona.
7.- Considerar el uso de almohadillas o sistemas de apoyo para evitar el contacto directo entre prominencias óseas: se recomienda el uso de cojines elaborados con tela de algodón, el relleno con microesferas (bolitas de unicel o incluso semillas de alpiste).
8.- Valorar los movimientos (flexión, extensión, fuerza, resistencia) de las extremidades superiores e inferiores para evitar síndrome de desuso o de inmovilidad, sarcopenia y contracturas musculares.