La incontinencia urinaria se define como una pérdida involuntaria de orina. Es un problema común en personas de edad avanzada y suele avanzar de manera lineal con la edad.
Sin embargo, el índice de mujeres que acude a consulta por incontinencia urinaria es bajo por diversas razones, entre ellas, que a las pacientes les da pena hablar o reportar a sus cuidadores o médico de dicho problema, o porque las personas que se hacen cargo de la persona no la llevan a consulta, porque creen que es algo normal de la edad o porque desconocen que es una condición que puede ser tratada por un médico.
Presenta el Dr. Juan Pablo Ledesma Heyer, Médico Internista y Geriatra. imagen por Free-Photos de Pixabay Para hablar del tema, la Dra. Claudia Aguilar Regalado, médico Especialista en Ginecología y Obstetricia con Subespecialidad en Urología Ginecológica, nos complace con su presencia y nos resuelve diversos cuestionamientos acerca de la incontinencia urinaria en mujeres mayores.
La importancia de atender la incontinencia urinaria
Primeramente, la Dra. Aguilar hace énfasis en lo importante que es considerar que la incontinencia urinaria puede afectar de manera importante la calidad de vida de las mujeres mayores, incluyendo no sólo el ámbito físico, sino también el emocional y social.
Suele ser común que por pena, las mujeres con esta condición eviten ciertas actividades como ir a misa, acudir a reuniones de amigos o familiares, evitar hacer viajes o visitar lugares donde no hay baños accesibles.
También es común que la persona no quiera tomar agua cuando sabe que no hay un baño cerca, aumentando así la aparición de patologías asociadas a la incontinencia, como las infecciones urinarias recurrentes.
¿Qué causa la incontinencia urinaria en mujeres mayores?
La continencia de la vejiga (capacidad de contener la orina) se logra gracias a la acción del suelo pélvico, vejiga, y a la uretra (conducto por el cual se expulsa la orina). Cualquiera de estos que falle causa incontinencia urinaria.
La vejiga envejece con la edad, al igual que la uretra. Además, algunos factores durante la vida de las mujeres pueden incrementar el riesgo de padecer incontinencia urinaria, por ejemplo, el haber tenido embarazos o partos por vía vaginal, o la falta de hormonas femeninas después de la menopausia, ya que aumenta la resequedad urogenital contribuyendo también a la aparición de esta condición.
Tipos de incontinencia urinaria
- De esfuerzo, que ocurre cuando hay fugas de orina al toser, estornudar, cargar, reírse o tener actividad sexual.
- De urgencia, las fugas ocurren cuando se tiene muchas ganas de orinar y la persona no alcanza a llegar al baño.
- Mixta (combinación de esfuerzo y de urgencia)
¿Con quién acudir para una evaluación inicial?
Se recomienda una revisión ginecológica en un primer momento. Dependiendo el caso, el ginecólogo puede remitir a las pacientes con un médico con subespecialidad en Urología Ginecológica.
Lo ideal es que el médico haga una buena historia clínica, que tome en cuenta la calidad de vida de la paciente, y cómo se está afectando por esta condición.
Es normal que los médicos pidan un examen de orina para descartar alguna infección urinaria. Para tratar la incontinencia urinaria, según el caso, puede ser necesaria una cirugía o tratamiento farmacológico.
¿Cómo podemos prevenir la incontinencia urinaria?
- Es primordial tener un buen hábito de ingesta de líquidos (en general, 2 litros a 2 litros y medio de agua al día).
- Cuando se desea orinar, no aguantarse para no forzar la vejiga y evitar cargar cosas pesadas.
- Realizar los ejercicios de Kegel para fortalecer el suelo pélvico: apretar el área genital como si quisiéramos detener la micción durante 3 segundos, en series de 10 ejercicios, en la mañana, a medio día y por la noche. De preferencia hacerlos acostada boca arriba con piernas semidobladas y tratando de mover solamente los músculos del área genital.
Para concluir, es importante que tanto los cuidadores como las mujeres mayores que padecen de incontinencia urinaria recuerden que “no es normal” padecerla y que es una condición que puede ser tratada médicamente (entre más pronto, mejor).
No temer ir a consulta, ya que la calidad de vida puede mejorar mucho. Por el contrario, dejarla pasar puede dar lugar a que la mujer deba usar de manera permanente un pañal, lo que puede ocasionar infecciones frecuentes de la piel, vaginales y del sistema urinario.
Además, puede ocasionar un deterioro cognitivo asociado a la recurrencia de infecciones, esto sin considerar las afectaciones que tiene sobre el estado emocional de la mujer y su ámbito social.