Muchas enfermedades crónicas se dejan evolucionar durante años sin un tratamiento eficaz debido a que erróneamente son consideradas como “parte de la edad”. Es mejor empezar su tratamiento, de forma lenta y a dosis bajas, pero sí hacerlo. La hipertensión arterial es una enfermedad vascular que aumenta el riesgo de presentar infartos al corazón o cerebrales, insuficiencia cardiaca o aneurismas arteriales. Tanto la elevación de la presión sistólica como la diastólica son graves y requieren tratamiento médico.
La primer cifra medida es la presión sistólica y corresponde con la fuerza que lleva la sangre que sale del corazón en cada latido. La segunda cifra corresponde con la presión diastólica y equivale a la presión que queda en las cavidades del corazón después de haber expulsado la sangre. La presión sistólica normal es igual o menor a 120 mmHg, la presión diastólica igual o menor a 80 mmHg. Cuando la presión sistólica es mayor de 160 mmHg y la presión diastólica menor de 80 mmHg se llama hipertensión arterial sistólica aislada y se debe a la rigidez de las arterias.
Idealmente, al medir la presión la persona debe estar sentada al menos 5 minutos, no haber bebido café ni refrescos con cafeína, no tener dolor, haber evacuado sus esfínteres y no tener las piernas cruzadas. El brazalete del baumanómetro debe estar a la altura del corazón. Evite usar aparatos para medir la presión que se colocan en la muñeca debido a que cualquier movimiento puede dar mediciones más elevadas de lo real. Es mejor utilizar un baumanómetro cuyo brazalete se coloque en el bíceps y el medidor sea manual o electrónico. No olvide revisar las pilas.
Normalmente al ponernos de pie la presión disminuye un poco y se normaliza en pocos segundos. En un anciano este proceso de adaptación es más lento, especialmente si toma ciertos medicamentos. El tener la presión baja al ponerse en pie se llama hipotensión ortostática. Los síntomas de la presión baja al pararse suelen ser mareos, náuseas, palpitaciones, sensación de cabeza ligera, visión borrosa y lo peor de todo son las caídas.
Para disminuir la presión arterial se recomienda hacer ejercicio aeróbico al menos 3 veces por semana durante 40 minutos; llevar una dieta baja en sal, tener un consumo mínimo (1 copa) de vino tinto, consumir alimentos ricos en potasio (cítricos, plátano, frutos secos, aguacate) y bajar de peso.