La hipertensión, también conocida como tensión arterial alta, es uno de los trastornos de salud con mayor prevalencia a nivel mundial, afectando a más de mil millones de personas en todo el mundo y siendo una de las causas principales de enfermedades del corazón, accidentes cerebro-vasculares y muertes prematuras. En los últimos años, la incidencia de la hipertensión ha ido en aumento tanto en adultos mayores como en adultos jóvenes.
El omega 3 es un grupo de ácidos grasos insaturados que se encuentra principalmente en ciertos pescados y mariscos, aunque también se encuentra en algunos vegetales como las nueces, soya, semillas de linaza y de chía. Tanto el omega 3 como el omega 6 se consideran ácidos grasos esenciales, ya que el organismo humano no puede sintetizarlos, y por lo tanto, debe obtenerlos por fuentes externas.
Se sabe que el omega 3 tiene muchas propiedades benéficas para la salud, entre ellas, mejora el ritmo cardiaco, disminuye los triglicéridos en sangre y tiene efectos anti-inflamatorios y anti-trombóticos (evita la formación de coágulos en los vasos sanguíneos). Por esta razón, los suplementos de omega 3 suelen prescribirse en clínica para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Recientemente se encontró que el omega 3 podría igualmente disminuir la hipertensión. Un estudio realizado con 2036 adultos jóvenes sanos (sin hipertensión o alguna otra enfermedad cardiovascular) de entre 25 y 41 años de edad reportó una relación inversa entre el índice de omega 3 en sangre y la presión sanguínea tanto sistólica como diastólica. Así, aquellos individuos con un índice mayor de omega 3 en sangre tuvieron menor presión sanguínea que los individuos que tuvieron un índice menor de omega 3, independientemente del sexo. Dicha relación se observó tanto en mediciones de laboratorio convencionales (en reposo) como en mediciones tomadas por un aparato automático y no invasivo durante periodos de 24 h, en los cuales los participantes podían seguir su rutina normal diaria.
Además, se encontró que aquellos individuos con índices mayores de omega 3 consumían significativamente más frutas, vegetales y pescado. De esta manera, seguir una dieta rica en ácidos grasos de omega 3 puede ser una buena medida preventiva para la hipertensión, y en general, para diversas enfermedades cardiovasculares.