La actividad física influye positivamente en todos los sistemas del cuerpo, entre ellos el respiratorio, circulatorio y el muscular, que a su vez conlleva a una mejora en la función cognitiva. Más aún, el aumento en los niveles de actividad física actúa como un mecanismo neuroprotector que puede reducir el deterioro cognitivo y ofrecer protección contra la demencia durante el envejecimiento normal.

Estudios muestran que un nivel alto de actividad física aeróbica, como lo es caminar, trotar, bailar o andar en bicicleta,  tiene un efecto importante sobre la salud cardiovascular que se ha relacionado con un aumento de la sustancia gris y sustancia blanca en el cerebro, así como una mayor activación cerebral durante la realización de tareas cognitivas en adultos mayores sanos. No obstante, las  actividades de la vida diaria en ocasiones impiden la realización regular y programada de ejercicio aeróbico. En este sentido, se ha visto que la actividad física “incidental” puede compensar hasta cierto punto la falta de ejercicio programado. La actividad física incidental se refiere a toda actividad física  que se realiza durante el día y que no tiene como  fin el ejercitarse, por ejemplo, caminar para ir al mercado, las actividades del trabajo, hacer limpieza en casa, subir y bajar escaleras, entre otras.

un poco de ejercicio mejora el funcionamiento cerebral

En un estudio realizado con 97 adultos mayores con una edad promedio de 67 años (33 hombres y 64 mujeres) se formaron dos grupos de acuerdo al nivel de actividad física que realizaban: los “activos” con altos niveles de actividad incidental, y los “pasivos”, con niveles bajos de actividad física incidental.  Se encontró que el grupo activo presentó una actividad eléctrica cerebral mayor  y similar a la que se observa en personas que realizan actividad física programada. Además, el grupo activo obtuvo mejores puntajes en algunas tareas para medir desempeño cognitivo (velocidad de procesamiento, atención selectiva, razonamiento lógico y  viso-espacial).

Este estudio revela los beneficios del ejercicio físico incidental para la salud como protector del deterioro físico y cognitivo asociado a la edad, sin restarle valor a los beneficios que da la actividad física programada. No obstante, caminar a la tienda, hacer limpieza, subir y bajar escaleras, pueden ser una alternativa al ejercicio físico programado cuando las condiciones del momento lo impiden.