¿Qué es la demencia?
Es un desorden progresivo de las funciones intelectuales superiores tales como: la memoria, el lenguaje y otras habilidades cognitivas que afectan las actividades de la vida diaria de una persona. Demencia quiere decir “estar fuera de sí”, viene del latín de mentis, fuera (del control) de la mente. En 1907, Alois Alzheimer, un neuropsiquiatra alemán, describió el primer caso de la enfermedad que lleva su nombre, una mujer de 51 años con deterioro cognitivo, alucinaciones, delirios, cuyo estudio cerebral en la autopsia reveló la existencia de atrofia de la corteza cerebral, así como la presencia de placas, ovillos y cambios arterioescleróticos. Debemos saber que existe un deterioro normal de la memoria asociado a la edad. Conforme envejecemos somos más proclives a tener algunos olvidos, que son llamados “olvidos benignos seniles” puesto que no representan ninguna amenaza ni son resultado de alguna enfermedad, sino solamente son el reflejo de un enlentecimiento normal para manejar varios datos a la vez. Estos olvidos benignos seniles no interfieren en lo absoluto para desarrollar nuestra vida normalmente. Existe otra condición que es el llamado deterioro cognitivo leve. En esta situación existe una queja de pérdida de memoria, es una queja expresada por parte del paciente o de sus familiares. El médico encuentra que efectivamente hay algunas partes de la memoria que ya no funcionan al 100%, que su memoria o habilidades mentales no corresponden a lo que se esperaría para su edad, contexto cultural y escolaridad. Sin embargo, en el deterioro cognitivo leve las personas pueden desenvolverse independiente en sus actividades de la vida diaria ordinaria, pueden resolver las dificultades del día a día, pueden conservar su trabajo y manejar sus finanzas. Sin embargo, en los síndromes demenciales, es decir, cuando existe demencia, lo que marca la diferencia es que la persona pierde la capacidad para cuidarse a sí mismo y para desenvolverse naturalmente en su contexto familiar, en sociedad… y esta incapacidad es por una pérdida grave de la memoria. Los pacientes con demencia pueden tener no únicamente problemas de memoria, sino que otras funciones mentales pueden verse afectadas (aun conservando su memoria más o menos en buen funcionamiento), por ejemplo pueden tener: AFASIA (incapacidad para expresarse o para entender el lenguaje); APRAXIA (pérdida de la habilidad para realizar movimientos secuenciados con alguna finalidad. Por ejemplo, apraxia del vestido – no coordinan el abotonamiento, subir cierres…-, apraxia para caminar); AGNOSIA (inhabilidad para reconocer visualmente, auditivamente o táctilmente algún objeto o persona que anteriormente sí conocía); o puede existir ALTERACIÓN EN FUNCIONES EJECUTIVAS (cuando se pierde la capacidad de realizar acciones complejas con un orden y sentido lógico, entre otras funciones ejecutivas que se pueden perder, como la organización mental, la secuenciación). Hablamos de demencia, entonces, cuando la pérdida de la memoria acompañada de alguna alteración como afasia, apraxia, agnosia o pérdida de funciones ejecutivas, interfiere con nuestras actividades de la vida diaria, sean las más básicas (comer, vestirse, bañarse) o actividades más avanzadas (hacer compras, cocinar, trabajar, hacer llamadas telefónicas). Es importante tener una valoración médica especializada, para estar seguros de que estas alteraciones encontradas no se deben a alguna enfermedad curable o que no se trate de otra alteración mental.
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