Es una excelente idea hacer un cierre de año en el que hagamos una reflexión sobre lo bueno y malo que vivimos en ese tiempo, y agradecer, porque también se agradece lo que se aprendió de una situación difícil. La gratitud puede definirse como un gesto o sentimiento de aprecio o valoración por algo que tuvimos o que vivimos, o hacia una persona o personas que han hecho algo bueno por nosotros, directa o indirectamente. La gratitud algunas veces nos nace del corazón pero también es algo que se debe trabajar y volver un hábito.

Entonces  ¿Cómo puede manifestarse la gratitud y cuando es momento de agradecer? ¿Es posible agradecer un evento adverso de nuestras vidas o una pérdida? ¿Qué nos puede servir para fomentar el hábito de agradecer? ¿Qué es la esperanza?

Presenta la Lic. Mercedes Magaña Ramírez, Tanatóloga y Psicoterapeuta. Para responder a estas preguntas nos acompaña la Lic. Maribel Delgado Quintana, Tanatóloga y Maestra en Desarrollo Humano, además de ser parte importante del equipo de trabajo de Centro San Camilo A.C. Imagen tomada de piqsels

Índice

¿Cómo puede manifestarse la gratitud y cuando es momento de agradecer?

Se puede decir que hay 3 clases de gratitud: la primera es la gratitud social, aquella que se aprende con los buenos modales, por ejemplo, cuando damos las gracias a la persona que nos pasó la sal en la mesa, o la que nos atendió en el supermercado. Luego, está la gratitud de corazón, que es más sincera, pero todavía influenciada por los buenos modales, como cuando alguien nos presta ayuda en un momento difícil y apreciamos mucho esto, y por último, está la gratitud del alma, que es la más intensa, ésta trasciende todo lo que nos ha pasado en la vida y nos da una visión diferente de quién somos, lo que tenemos y lo que hemos vivido.

El momento de agradecer es en cuanto nos damos cuenta que lo debemos hacer, no importa la situación ni la edad. Como se menciona arriba,  la gratitud algunas veces nos nace del corazón pero otras veces es algo que se debe trabajar y volverse un hábito de vida, implica el aprender a recapitular acerca de lo que hemos tenido y lo que no, lo que hemos vivido, aunque sean situaciones difíciles, cómo esto cambió nuestra percepción del mundo o de los demás, y cómo nos enseñó a enfrentar de otra manera los episodios futuros de adversidad.

La gratitud se tiene que aprender y trabajar, no siempre viene por sí misma.

¿Es posible agradecer un evento adverso de nuestras vidas o una pérdida?

Cada evento adverso o doloroso que hemos vivido es también una oportunidad de cambio o de transformación para nosotros mismos. No significa que debemos buscar sufrir, pero cuando ya lo hicimos, lo ideal es que saquemos un beneficio de ello, por ejemplo, hacernos más pacientes o comprensivos, o más resilientes. En cuanto a las pérdidas, cuando muere un ser cercano, puede ser muy difícil concebir que podemos sentirnos agradecidos por dicha situación. No se trata de agradecer la pérdida por sí misma, sino más bien, que en cierto punto podamos recapitular acerca de quién fué el que se fue. ¿Qué nos dejó? ¿Qué nos enseñó? Agradecer el tiempo que sí estuvo con nosotros, lo que sí vivimos con esta persona y lo que nos deja. 

¿Qué es la esperanza?

La esperanza es la expectativa o fe en que las cosas saldrán bien o como las deseamos. La esperanza es como una antorcha que nos alumbra en los momentos de oscuridad. Es importante mencionar, que la esperanza no implica ser pasivo, dejar que las cosas se arreglen por sí mismas, sino que debe de ser dinámica, debe animarnos a realizar acciones para lograr aquello que anhelamos. Las cosas maravillosas generalmente ocurren cuando les invertimos tiempo y esfuerzo, de ahí la importancia de permitir que la esperanza nos haga concretar acciones para llegar a algo.

La esperanza es también una fuerza que nos puede dirigir.

¿Qué nos puede servir para fomentar el hábito de agradecer?

Una sugerencia es hacer un diario de gratitud, en el cual escribiremos las cosas de las cuales estamos agradecidos. Lo ideal es que de manera periódica, nos hagamos un espacio para enumerar aquellas cosas que agradecemos, buenas o malas.

Se pueden hacer cierres de gratitud cada cierto tiempo (no únicamente a final del año) y reconocer nuestros logros. Antes de dormir podemos agradecer 5 cosas buenas, aunque sean mínimas, que tuvimos, por ejemplo, alimento, hogar, una visita, que estamos sanos o nos estamos recuperando de una enfermedad. Lo ideal es convertirlo en un hábito de vida y para esto posiblemente se requiera algo de esfuerzo al inicio.

La gratitud y la esperanza van de la mano, ya que entre más agradecidos somos, más esperanza solemos tener.

¿Cómo la vejez es también una oportunidad para el agradecimiento?

Nuestras arrugas o manchas en la piel reflejan también que hemos vivido. Tuvimos la experiencia de vivir hasta viejos, entonces, agradecemos la oportunidad de vivir, de todo lo que hemos experimentado en ese tiempo, lo que hemos visto y lo que hemos sentido.  Es momento también de agradecer todos los recuerdos y conocimientos que hemos podido acumular con el paso del tiempo.

¿Qué más podemos hacer para volvernos personas más agradecidas y con más esperanza?

Aprender a agradecer va de la mano con el que nos convirtamos en mejores personas, más plenas y más espirituales. De ahí la importancia de aprender a manejar las emociones de miedo, de enojo o resentimiento, que nos llevará a tener un mejor ánimo y más esperanza. Sirve también el tener un proyecto de vida, socializar, tener metas y ser proactivos. Si no sabemos cómo tomar las riendas de nuestra vida, hay que saber que hay muchos espacios de ayuda en los que hay personas buenas que promueven convertirnos en agentes de cambio. Recordemos que lo que somos o deseamos empezará por las actitudes que tenemos hacia nosotros mismos y hacia los demás, ¿Cómo los tratamos? ¿Qué tan agradecidos somos de lo que tenemos o se nos da?

Conclusión

La gratitud y la esperanza son dos sentimientos que nos ayudan abundantemente a darnos un sentido de vida, a sentirnos más plenos, con más paz y en armonía con los demás. Son también sentimientos que nos permiten soportar mejor los momentos difíciles. Se puede estar agradecido de las cosas buenas que tenemos pero también por las cosas malas, porque éstas son las situaciones que nos llevan a hacernos más empáticos, más resilientes y más acertados. Es importante resaltar que la gratitud es también un hábito que se aprende a cultivar, lo ideal es que entre más vivamos más agradecidos nos hagamos. Si no sabemos cómo hacerlo, podemos empezar por hacer un diario de gratitud, o por la noche, antes de acostarnos, enumerar las cosas de las cuales nos sentimos agradecidos por ese día, así sean simples.

Para despedirnos mencionamos un dicho que dice:

La gratitud es el sentimiento que más humildad concentra y también el que más amor expande.

Aprovechemos esto para ser más agradecidos y para expandir el amor a todas las personas que encontremos y estén con nosotros.

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Rocio Erandi Heyer Osorno- Licenciada En Biología por la Universidad de Guadalajara y Maestra en Ciencias de Comportamiento, con orientación en Neurociencias. Experiencia en trabajo técnico y de investigación en laboratorios de Neurociencia y Biología Molecular. Docente de Universidad. Coautora del libro “La huella del placer: De la regulación a la adicción”.