La demencia tipo Alzheimer necesita el desarrollo de estrategias que permitan «acercar» soluciones o alternativas, para un escenario caracterizado por los miedos, el desconocimiento y los deseos no «siempre» saludables para los enfermos con Alzheimer en tiempos de vejez.

Donde la respuesta más eficaz es encontrar nuevas formas de comunicación, gestión de las emociones y aprendizaje para el enfermo, la familia, como también los profesionales del sector socio-sanitario. Como médico geronto-geriatra clínico y social considero que en cualquier tipo de intervención en la demencia tipo Alzheimer se deberán crear «soluciones» o alternativas adaptadas al enfermo, la familia y el cuidador principal en la demencia tipo Alzheimer a través de un Programa de Apoyo y seguimiento integral e integrador al entorno familiar de enfermos con demencias y demencia tipo Alzheimer.

En muchas ocasiones el trato amable, con paciencia y respeto a la historia de vida de la persona con Alzheimer. No todo son medicamentos, también hay «tratamientos no farmacológicos».

Dicho programa tiene como objetivo general dar respuesta a necesidades cambiantes, tanto del enfermo, como de sus cuidadores informales y profesionales. Cuyo objetivo principal es mejorar la calidad de vida de los enfermos con Alzheimer y los cuidadores familiares con un enfoque-visión integral e integradora, ya que esta enfermedad genera distintos grados de discapacidad intelectual y funcional a lo largo del proceso de esta enfermedad. Cuyo abordaje debe incluir herramientas que nos permitan conocer el componente ecológico y bio-psico-social-funcional de este tipo de paciente y enfermedad, sin olvidar la estructura vivencial significante entre la familia cuidadora y el enfermo/a. Mi
mejor herramienta es el conocimiento del proceso de la enfermedad, la escucha activa,
el sentir compasión humanística, las emociones y la carga de empatía.

Teniendo en cuenta la importancia del individuo, su experiencia vital y la enfermedad, en este contexto las Intervenciones No Farmacológicas (INF) van adquiriendo un protagonismo en mejorar la calidad de vida del enfermo y la familia, dentro de un marco terapéutico actual novedoso. En este escenario la exposición acumulada total en el tiempo (7 años) como también la dosis (medias-elevadas) de determinados fármacos, que asociado aumenta el riesgo real de demencia, pero no necesariamente puede ser la causa, sino un nuevo factor de riesgo a tener en cuenta en la demencia tipo Alzheimer. Lo cual nos permitirá visualizar las capacidades remanentes conservadas y su interacción con la historia relacional del enfermo y su grupo familiar significante para el enfermo/a.

El abordaje sistematizado y estructurado de esta patología teniendo en cuanta las relaciones vinculantes como de la madurez filial familiar, nos permite integrar como los sistemas (familiar, sanitarios y sociales) y las interacciones de forma (+/-) del enfermo-familia-enfermedad-comunidad, contribuyen de forma (+/-) en el proceso de evolución de esta enfermedad. Donde las intervenciones de forma interdisciplinaria nos debe permitir evaluar la conducta, la familia, el enfermo, la enfermedad, desde una posición de actor privilegiado de intervención.

Debo destacar la figura del médico gerontólogo clínico y social como observador y protagonista de los patrones de relación redundantes entre familia-enfermo-cuidador.