Podemos decidir qué dejamos que nos afecte para bien o para mal. En la actualidad el tema del manejo de emociones es más común y recibe mayor importancia que en décadas pasadas, ya que en general se permite más que las personas expresen sus sentimientos y decidan sobre lo que quieren o no quieren.

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Presenta el Dr. Juan Pablo Ledesma Heyer, Médico Internista y Geriatra. Para tratar este tema de emociones tenemos a nuestro invitado el Psicólogo Joaquín García López, Maestro en Terapia Familiar dedicado a la Psicogerontología.

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¿Por qué suele ser más difícil que generaciones anteriores expresen sus emociones?

El contexto influye de manera importante en las emociones que experimentamos. Aunque hay eventos externos como por ejemplo, las cuestiones familiares que influyen en nuestra vivencia individual, no debemos olvidar que también nosotros somos responsables de nuestras acciones y emociones.

La nuevas generaciones han sido más atendidas por sus padres. De hecho, estudios indican que en la actualidad las mujeres conviven un 30% más con sus hijos y los hombres hasta un 60% más con respecto a generaciones pasadas.

Si nos remontamos al año de 1950 y hacia atrás, no era bien visto que hombres y mujeres expresaran sus emociones. A los hombres les era permitido expresar alegría y enojo o ira, pero era mal visto que expresaran miedo, dolor o tristeza. A las mujeres también se les reprimía y en general eran educadas para ser sumisas y callar lo que sentían o querían.

Por su parte, los hijos convivían muy poco con el padre, ya que lo veían únicamente un momento breve cuando regresaba del trabajo. La mamá tampoco convivía de manera cercana con sus hijos, se dedicaba a las labores del hogar y a cuidar a los hijos más pequeños.

Por lo tanto, las generaciones de nuestros padres o abuelos aprendieron a no hablar, a reprimir sus emociones (dándoles poca importancia) y a tener poca cercanía con otros en el ámbito personal. Sin embargo, actualmente con los nietos han aprendido a expresar un poco más emociones como la alegría o el cariño.

¿Para qué sirven las emociones?

El número de emociones que se manejan en la literatura es muy variado. A veces se habla de un número de emociones básicas (5 o 7) aunque existen autores que manejan gamas mucho más amplias de emociones (hasta más de 300). Lo importante aquí es mencionar que todas las emociones, así las experimentemos como negativas o positivas, tienen un propósito y deben expresarse en su momento.

Algunas de las emociones básicas más relevantes son la alegría, el miedo y el enojo. La alegría, se refleja en el momento que experimentamos bienestar, que disfrutamos un momento o situación. El enojo tiene como objetivo el poner límites o romper alguna barrera. Por ejemplo, cuando no permitimos que se nos falte el respeto, se nos agreda o se nos imponga algo. El miedo, es necesario para reconocer peligros y saber reaccionar positivamente a ese peligro. Así, si vemos un perro en la calle que se acerca de manera agresiva, el miedo hace que nos alejamos o busquemos donde guarecernos.

Lecturas recomendadas

No obstante, aunque las emociones suelen presentarse ante determinadas circunstancias, tenemos la capacidad de aprender a autogestionar nuestras emociones, y de buscar la emoción que queramos o controlarla en determinado momento para adaptarnos mejor a una situación.

¿Cómo acercarnos a las personas que no se dejan ayudar?

En ocasiones es difícil acercarnos con las personas para tratar un tema emocional. Puede ocurrir en personas de todas las edades pero es común en adultos mayores.

Lo primero es tener una estrategia, prever cómo pueden reaccionar las personas cuando tratamos de acercarnos, ya que esto nos permitirá persistir y tolerar mejor sus reacciones.

Es importante también que demos un espacio para que la persona entienda poco a poco la situación, deje que nos acerquemos y se adapte. Esto va de la mano con hacerles entender que nos queremos acercar porque nos importa y le respetamos. En ocasiones, la intervención de un terapeuta puede ser necesaria o de gran ayuda.

Debemos entender también que en ocasiones, conductas que complican las relaciones cercanas, como cuando esa persona que cuidamos o queremos ayudar miente mucho, refleja muchas veces un recurso que usa la persona para acaparar mayor atención de nosotros. Por ejemplo, es común en adultos mayores que refieran sentirse mal o enfermos (sin estarlo) cuando nos comunicamos con ellos, ya que así les prestamos mayores atenciones. En cambio, si nos refieren sentirse bien, solemos cometer el error de ya no estar al pendiente de ellos y de no comunicarnos tan seguido.

Tips para manejar mejor nuestras emociones y relaciones personales

  • Reconocer que todas las personas necesitan sentirse queridas y respetadas.
  • De nada sirve querer mucho a alguien si no se le expresa este cariño. Además, hay que saber si la persona puede percibir nuestro cariño a través de la manera en que se lo expresamos. En ocasiones creemos que sí les demostramos cariño cuando en realidad la persona no lo alcanza a percibir por la forma en que lo hacemos.
  • No olvidar que todas las emociones tienen un propósito, hay que permitirse sentirlas y expresarlas.
  • El contacto físico es más importante y gratificante, más que el contacto instrumental. La mejor manera de mostrar nuestro cariño es a través de las muestras de afecto: palabras bonitas (un “te quiero” “te extraño”), con abrazos, un beso en la frente, etc.