¿Cuál es el perfil de un cuidador de adultos mayores?

 

La atención en el hogar de un enfermo o una persona con dependencia ha ido en crecimiento en las últimas décadas, lo que ha hecho que las instituciones de salud y seguridad social identifiquen al hogar como un escenario en el cual se realice el cuidado de los enfermos y a la familia como el elemento fundamental para llevarlo a cabo.

En los últimos 20 años el cuidado «informal» de personas mayores aquel que no es llevado a cabo por un profesional de la salud, ni es remunerado y mayoritariamente realizado por familiares se ha convertido en un tema de especial relevancia, tanto desde un punto de vista social como clínico. Debido a la fragilidad asociada a la condición de ser humano, todos estamos expuestos a necesitar en un momento dado una ayuda para poder desarrollar actividades tan básicas como vestirse, andar, asearse, comer, etc. Esta necesidad de ayuda se denomina dependencia y a las personas que la demandan dependientes.

La realidad traducida en cifras es contundente, aproximadamente el 85% de la población mayor de 65 años necesita en algún momento de la ayuda de otra/s persona/s para poder realizar una vida normal. Las causas que conducen a la dependencia pueden ser muchas y variadas: en el caso de las personas mayores el deterioro cognitivo, las limitaciones físicas, los problemas sensoriales, así como los problemas de salud crónicos o temporales, son los causantes más comunes de la dependencia en este colectivo.

Un cuidador puede ser formal (remunerado, educado, con horarios fijos) o informal (no pagado, sin horarios ni prestaciones, sin conocimientos formales de los cuidados). Muchas veces el rol de cuidador lo toma una de las hijas, al menos en América Latina.

Para cubrir el perfil de cuidador la persona que realice dicha actividad debe considerar los siguientes puntos:

1. Tener buena salud: No podremos realizar una buena actividad de cuidador si se presentan hipertensión descontrolada, hipoglucemias frecuentes y/o presente alguna discapacidad (física, visual, cognitiva, etc) que afecte la independencia del propio cuidador.

2. Manejar emociones: Si la persona es depresiva y convive con el adulto mayor, al adulto mayor puede «transmitirle» ese sentimiento, al igual que si una persona es de carácter fuerte, solamente se pasará insultando al adulto mayor.

3. Valores: Todos los valores son importantes, pero el principal es el respeto que debemos de tener hacia la persona, nombrándolo por su nombre y no como si fuera un bebé, evitando los apodos o cualquier forma de maltrato.

4. Empatía: Concienciar en qué situación se encuentra el anciano y nosotros poder apoyarle en todo lo necesario. Lo mínimo que podemos hacer para comenzar una relación empática es escuchar con atención al adulto mayor.

5. Sentir Satisfacción: Evitar caer en una situación de sobrecarga (colapso) sino sentirnos felices, agradecidos por lo que estamos haciendo, ya sea por gratitud, por vocación, por remuneración. Un cuidador debe estar satisfecho con lo que hace.

¿Cuáles son las funciones que debe realizar un cuidador de adultos mayores?

Las funciones del cuidador pueden ser, entre otras más, las siguientes que a continuación se enlistan:

* Identificar sus condiciones de salud

* Identificar el espacio donde vive

* Identificar el equipo de materiales

* Revisar signos vitales

* Hacer curaciones

* Conocer el suministro de alimentos

* Reaccionar ante una caída y posible fractura

* Elaborar un plan de atención a largo plazo

* Establecer estrategias ocupacionales

* Atender casos especiales (demencias, manejo con grúa, etc)

* Tener conocimiento sobre rehabilitación física básica

* Conocer las bases para orientar a las demás personas

El acompañamiento y la escucha con paciencia y respeto, así como la tolerancia ante las limitaciones físicas son algunas de las cualidades que debemos buscar en la gente que pensamos contratar como cuidadores formales de adultos mayores.

Para facilitar el cuidado durante la fase terminal de una enfermedad es muy importante establecer una buena comunicación con el paciente para conocer como le ha afectado la enfermedad, sus molestias y preocupaciones, así como brindarle información que le facilite participar activamente, si así lo desea, en su tratamiento.