Los adultos mayores son una pieza clave en el engranaje que mueve y mantiene a nuestras sociedades. Desafortunadamente, las conductas de maltrato en la vejez son comunes y se presentan a nivel global, pudiendo ser de todo tipo: físico, psicológico, sexual y financiero. Además de la implementación de políticas públicas, una de las medidas más importantes para iniciar la promoción del buen trato (trato digno) hacia los adultos mayores es a través de dar el ejemplo, erradicando en  primer lugar, el estereotipo negativo que se tiene de la vejez.

Presenta el Dr. Juan Pablo Ledesma Heyer, Médico Internista y Geriatra. Para hablar de este tema nos acompaña Mercedes Magaña Ramírez, Licenciada en Trabajo Social, con Especialidad en Tanatología y en Psicoterapia Gestalt,  con amplia experiencia atendiendo casos de pérdidas, duelos y crisis en adultos mayores. Imagen tomada de piqsels

Desde luego que es tarea de todos procurar que los adultos mayores sean tratados dignamente en nuestra sociedad y cuando se dice “todos” se incluye a los propios adultos mayores.  Según la Lic. Mercedes Magaña, el primer paso para promover el trato digno, el “buen trato” hacia el adulto mayor, es empezar por sí mismos, por dar el ejemplo y darse a respetar.

A continuación, se enumeran una serie de puntos a considerar (por parte del adulto mayor) para dirigirse hacia este camino:

  1. Primero, ver por nuestro aspecto, salud y emociones

Aunque seamos personas mayores (salvo en los casos en los que nos encontramos severamente discapacitados) somos los responsables de nuestra movilidad, de nuestra higiene, de nuestra salud física y mental, así como de nuestro aspecto personal. Podemos precisar de ayuda, pero somos nosotros quienes finalmente hacemos que lo anterior se logre. Busquemos una rutina del día o semanal que nos permita atender éstas áreas, hagamos la cita con el odontólogo, tomémonos esos minutitos en la mañana para asearnos y arreglarnos, para prepararnos para el día que se viene.

Es nuestra responsabilidad también estar atentos de nuestras propias emociones. Analizar qué emoción estamos sintiendo y el por qué.

Es muy recomendable aprender a identificar en qué emoción vibramos más tiempo durante el día o más a menudo ¿me siento enojado la mayor parte del tiempo? ¿Vivo en el  rencor, en el resentimiento? ¿Cómo puedo cambiar o transitar ese estado emocional de manera que no sea el que predomine en mi vida?

Naturalmente, a medida que envejecemos y pasamos por diversas experiencias en la vida, nos hacemos más espirituales. Sigamos cultivando esa espiritualidad, está demostrado que la espiritualidad reduce el riesgo de diversos problemas cardiovasculares, mejora el ánimo y la sensación general de bienestar.

  1. Aprender a comunicarnos con otras generaciones

La era digital ha pronunciado notablemente la brecha intergeneracional, haciendo mucho más complicada la comunicación con los jóvenes. Los adultos mayores tienen muchas cosas que compartir, el problema es que a veces nadie les quiere escuchar. Esto constituye un desafío para ambas partes (entiéndase por lo tanto, que ambas deben poner su parte para lograr la comunicación). Por parte del adulto mayor, está el buscar formas creativas de comunicarse con los más jóvenes (buscar temas de interés común, hacer preguntas, mostrar interés por lo que le interesa al joven).

Una forma de comunicarse que no caduca con el tiempo es la del contacto físico: los abrazos, las caricias y los apapachos que podemos procurar con nuestros nietos, sobrinos e hijos. Si ellos desean o tienen la iniciativa de comunicarse de esta manera con nosotros, démosles ese espacio y confianza.

  1. Tener un proyecto de vida

Nunca es tarde para tener un proyecto de vida. Tener un proyecto de vida no significa tener planes muy ambiciosos a largo plazo, puede significar simplemente aprender algo que nos agrada, meternos a un coro, inscribirnos a clases de pintura o de tai chi tres veces a la semana (por dar un ejemplo). El objetivo es tener un espacio para estar motivados y creativos. Se recomienda hacer una lista de cosas que queremos hacer, y entre todas, elegir aquellas que están más a la mano o que son más accesibles en el momento.

  1. Ayudarnos de la terapia narrativa

Se sabe que escribir y darle palabras a nuestra historia nos ayuda a reformular nuestras vivencias, nuestros recuerdos, a ver los problemas desde otro ángulo y buscar sanar así las heridas que nos ha dejado el pasado. Con la era digital, otra forma de exteriorizar nuestras experiencias o ideas, y dejar un legado, es a través de grabar videos o audios con alguna enseñanza, alguna historia o una reflexión que queramos compartir a los demás.

Si hay algo con lo que cuentan sobradamente los adultos mayores es con experiencias y enseñanzas de vida.

  1. La socialización

La socialización es importantísima para toda persona, particularmente para las personas mayores.  Actualmente, se promueven en muchas ciudades espacios para la socialización, no importa que seamos extraños en un inicio, estos espacios brindan oportunidad de que surja la comunicación entre dos o más personas que puedan compartir sus historias de vida, quizás se identifiquen, o logren entender otros puntos de vista. Ser adulto mayor no es impedimento para salir de casa: podemos tomar el café con los amigos, ir al cine o al teatro, podemos también acudir a un centro de día. Si por alguna razón, no podemos salir de casa, entonces podemos promover las reuniones ahí mismo, los juegos de mesa, una tarde o noche de película con la familia o con la pareja.

Conclusión

Todo lo que tenemos actualmente, la tecnología, construcciones, educación, conocimientos y demás, se lo debemos a nuestros ancestros. Nosotros a su vez, estamos construyendo el futuro de nuestros descendientes, y cuando lleguemos a la etapa de la vejez, desearemos ser tratados de manera respetuosa, vivir en un ambiente que promueva nuestro bienestar emocional, físico, económico y social. Lo anterior implica no solamente que las personas más jóvenes pongan su parte, sino de los propios adultos mayores. Una excelente manera de empezar a promover el trato digno en la vejez es la de erradicar el estereotipo negativo que se tiene sobre esta etapa de la vida, por “tratarse bien a sí mismos”. Empecemos por ver por nuestra apariencia y nuestra salud, lo que comemos, lo que vestimos, por nuestra salud emocional y crecimiento espiritual. Aprendamos a comunicarnos mejor con otras generaciones, socialicemos más y tengamos un proyecto de vida.

Aún si tenemos algún grado de dependencia funcional, siempre es posible tener mejor control de nuestra propia vida y de nuestro contexto “tomemos las riendas de nuestra vejez”.

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Rocio Erandi Heyer Osorno- Licenciada En Biología por la Universidad de Guadalajara y Maestra en Ciencias de Comportamiento, con orientación en Neurociencias. Experiencia en trabajo técnico y de investigación en laboratorios de Neurociencia y Biología Molecular. Docente de Universidad. Coautora del libro “La huella del placer: De la regulación a la adicción”.