El perdón es una práctica en nuestra vida que nos ayuda a liberarnos de sentimientos como el rencor, el enojo y el dolor. Generalmente, cuando aprendemos a perdonar y a pedir perdón, nos hacemos más generosos, más empáticos y más humanos. Perdonar puede significar diferentes cosas, pero en general, suele referirse a que de manera consciente dejamos atrás el resentimiento hacia una persona o grupo de personas, que consideramos, nos causaron un daño.

Entonces  ¿En qué nos beneficia perdonar? ¿Cómo podemos aprender a perdonar? ¿Cómo perdonar y aprender a pedir perdón nos ayuda a reconstruirnos?

Presenta la Lic. Mercedes Magaña Ramírez, Tanatóloga y Psicoterapeuta. Para responder a estas preguntas nos acompaña la Lic. Maribel Delgado Quintana, Tanatóloga y Maestra en Desarrollo Humano, además de ser parte importante del equipo de trabajo de Centro San Camilo A.C. Imagen tomada de piqsels

Índice

¿Qué es el egocentrismo y que otros factores afectan que perdonemos?

El egocentrismo es una característica de personas que buscan ser siempre los protagonistas, les importa mucho sobresalir, ser admirados, nada les complace completamente y por lo general, se envuelven fácilmente por la ira.  Creen también que sus intereses son más importantes que los de los demás, por lo tanto, una persona egocéntrica difícilmente pedirá perdón, y de la misma manera, le es difícil perdonar a los demás.

Otro factor que afecta el que perdonemos es no ser honestos en nuestras relaciones, no hablar de manera directa sobre lo que pensamos o sentimos, o no ser leales con aquellos que tenemos cercanos.

¿En qué nos beneficia perdonar?

Cuando perdonamos a alguien, reconocemos que nosotros también podemos equivocarnos y esto nos hace más empáticos. Perdonar ayuda mucho a nuestra salud mental, nos da paz interior y beneficia enormemente nuestras relaciones personales. Nos ayuda también a reducir los estados de estrés, ansiedad y de enojo.

Perdonar nos permite aprender a amar a los demás empezando por nosotros mismos,

“Cuando soy para los demás también soy para mí mismo”

Perdonar no significa justificar el daño, sino entender que cada persona es un mundo, y que sus acciones pueden ser derivadas de muchas causas.

¿Cómo podemos aprender a perdonar?

El perdón es un proceso muy personal y profundo en nosotros mismos. No se trata hacerlo de manera somera: si únicamente aprendemos a decir perdón o a perdonar por costumbre, o para evitar conflictos, pero volvemos a cometer las mismas faltas contra la persona o personas (o dejamos nuevamente que ellos las cometan contra nosotros), no estamos siendo sinceros. Pedir perdón significa reconocer desde el fondo, y con absoluta consciencia, que nuestra conducta (aún si no llevó la intención de dañar) afectó a otra persona y que la situación pudo llevarse de manera diferente.  

Para aprender sobre la cultura del perdón, lo primero que se recomienda es promover una actitud reflexiva en nosotros mismos, identificar aquello que necesitamos perdonar, esa situación particular, no importa si es algo muy del pasado (de nuestra infancia) pero que venimos arrastrando con los años. Luego, es identificar qué emociones nos causó o aún causa ese suceso y aceptar que ello nos hizo daño o moldeó de alguna manera nuestra conducta posterior. Por último, viene la empatía, esto significa entender el contexto de esa persona en su momento, sus emociones y motivos, qué lo llevó a hacer lo que hizo, quizás nosotros en su lugar habríamos hecho algo similar. No se perdona de un día a otro, a veces es un proceso que dura mucho tiempo, y puede ser bastante doloroso, pero recordemos que al final lo importante es sanarnos.

Agradecer también es indispensable en el proceso del perdón. Concientizar acerca de lo que sí nos han dado esa o esas personas hace que la carga de emociones que nos despiertan no sea tan negativa, esto sin duda facilita el perdón.

¿Qué es lo más difícil acerca del perdón?

Desde luego que puede ser difícil aprender a perdonar, así como a pedir perdón, sobre todo si es algo que no se nos inculcó desde casa. Aún así, la necesidad del perdón puede surgir de manera genuina en las personas como consecuencia de nuestra capacidad natural de empatía y nuestra necesidad de afecto, pero es también una práctica que se aprende y se perfecciona.

Puede incluso ser más difícil el perdonarnos a nosotros mismos. Recordemos que perdonar no nos humilla o nos hace víctimas o vulnerables, perdonar nos ayuda a crecer. Perdonar tampoco es necesariamente hacer “borrón y cuenta nueva” múltiples veces, cada vez que una persona nos daña o que nosotros dañamos a la otra persona, aquí entra el saber poner límites, a veces incluso distancia con una persona o personas cuando es necesario para mantener una relación sana.

¿Cómo perdonar y aprender a pedir perdón nos ayuda a reconstruirnos?

Aprender a perdonar y a pedir perdón aumenta mucho nuestro crecimiento personal “es una pieza clave” y también a encontrar paz o potencializarla. Estamos en construcción constante a través del tiempo “siempre se aprende algo con las experiencias”. Situarnos en la humildad, no temer pedir perdón, reconocer que pudimos hacer las cosas de manera diferente y el perdonarnos a nosotros mismos, puede tener un impacto enormemente benéfico en nuestra relación con nosotros mismos y con los demás, nos permite también romper con patrones de conducta que cargamos desde generaciones atrás.

Conclusión

Perdonar significa dejar atrás los sentimientos de enojo o resentimiento hacia una persona o personas que cometieron una falta hacia nosotros, algo que nos dañó física o emocionalmente. El perdón puede no ser un proceso sencillo pero siempre se puede lograr trabajándolo de manera adecuada. Asimismo, el perdón debe ser completamente sincero, debe salir del corazón. Si aprendemos a hacerlo, y a que sea una práctica en nuestra vida diaria, nos veremos enormemente beneficiados a nivel personal y en nuestras relaciones con otros. Recordemos que perdonar no significa humillarnos ni darle permiso a la o las personas para que nos continúen dañando, a veces se tienen que trazar límites muy claros, al final lo que se pretende es no guardar sentimientos de enojo, frustración o resentimiento hacia otros o hacia nosotros mismos, y procurar relaciones más sanas con aquellos que nos rodean. Demos entonces la fecundidad del ejemplo aprendiendo a perdonar, como dice la frase

 “El perdón es dos veces bendito, bendice al que lo da y al que lo recibe.”

Lecturas recomendadas