La sarcopenia es la pérdida progresiva de la cantidad de músculo y de la fuerza muscular por diversas causas. Es muy común durante el envejecimiento y está asociada con la presencia de otras enfermedades como son la osteoporosis y osteopenia.

En México 1 de cada 5 adultos mayores padecen sarcopenia, de ahí la importancia de tratar esta condición que puede afectar de manera importante el movimiento y el rendimiento físico de la persona.

Pero, ¿Qué factores nos predisponen a perder músculo? ¿Cómo podemos detectar la sarcopenia? ¿Es posible tratarla?

Presenta el Dr. Juan Pablo Ledesma Heyer, Médico Internista y Geriatra. Para responder a estas dudas tenemos como invitado especial al Dr. Joel Cortez Sarabia, Médico Internista con Especialista en Geriatría. Imagen de Steve Buissinne.

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Índice

¿Qué factores predisponen a que tengamos más o menos músculo?

Todos perdemos músculo de manera natural con los años, sin embargo, podemos perderlo lentamente o rápidamente dependiendo de nuestros hábitos, por ejemplo, de cuánto ejercicio hacemos o hemos hecho en nuestra vida.

También hay enfermedades que nos predisponen a tener sarcopenia: diabetes, hipertensión, osteoporosis y problemas cardiovasculares, entre otros. Además, hay medicamentos que causan debilidad muscular o alteraciones del apetito que pueden derivar en sarcopenia.

¿Cómo se detecta la sarcopenia?

Existen varias pruebas para detectar la sarcopenia. En principio, suele ser visible una disminución del tono muscular, por ejemplo en las manos.

Existen algunos cuestionarios que también ayudan a su detección: se pregunta al paciente ¿Qué tanta dificultad tiene para cargar 5 kg? ¿Qué dificultad tiene para caminar a lo largo de una habitación? ¿Para levantarse de una silla? ¿Para subir una escalera? ¿Cuantas caídas ha tenido en el último año?

Por otro lado, están las pruebas de fuerza, en las que se cronometra el tiempo que le toma a la persona levantarse 5 veces de una silla sin usar sus brazos. Si toma más de 15 segundos se sospecha de sarcopenia. También se usa el dinamómetro, un artefacto que mide la fuerza de prensión en libras o kilos de fuerza: se ajusta al tamaño de la mano y se le pide a la persona que apriete lo más fuerte posible, se alterna con las manos.

Para detectar el nivel de severidad de la sarcopenia se suele registrar la velocidad de la marcha; se pide a la persona que camine cómodamente lo más rápido posible y se toma el tiempo que le toma; trazamos 3 metros, tomamos el tiempo que se lleva caminar de ida y luego dividimos los 3 m entre el tiempo que le tomó, si el resultado es menos de 0.8 se trata de una sarcopenia severa, ya que está afectando la marcha. No obstante, se debe descartar que no sea otra razón por la que la persona tiene problemas para caminar, por ejemplo, un problema neurológico, como la presencia de Parkinson, entre otros.

¿Cómo se trata la sarcopenia?

Aún no existen medicamentos probados que ayuden a tratar la sarcopenia. La dieta es importante pero se tiene que acompañar necesariamente de ejercicio. Una dieta balanceada en el adulto mayor debe incluir: 50% carbohidratos, 30% de lípidos y 20% de proteínas.

Las proteínas pueden ser de origen vegetal o animal: carne, lácteos, lentejas, espinacas, frijoles, etc. Cabe destacar que los suplementos alimenticios acompañan a la dieta pero no la suplen y sirven solamente cuando se requiere un incremento en cierto grupo de alimentos.

La dieta también debe contemplar si la persona tiene o no dentadura, qué tanto depende de otras personas para comer y qué restricciones tiene su dieta. No obstante, es indispensable aumentar el consumo de proteína y hacer ejercicio de fuerza, por lo menos en días alternos.

Algunos ejercicios recomendados cuando la sarcopenia no es severa son las sentadillas, siempre descendiendo lentamente o elevar pesas e irlas bajando lentamente. Se aconseja empezar con pesos ligeros e irlos aumentando con el tiempo. En un principio, evaluar cuál es el máximo que podemos cargar con cada repetición, si por ejemplo, podemos cargar 20 kg, empecemos con el 70% de ese peso (14 kg) y vamos aumentando el peso poco a poco.

Si se trata de una sarcopenia severa, tienen que ser ejercicios supervisados. Es muy importante acudir con personas especializadas en rehabilitación que puedan ayudarnos con ejercicios asistidos, de lo contrario, la persona podría lesionarse.

Conclusión

No olvidemos que además de alimentarse correctamente los adultos mayores también deben hacer ejercicio, de preferencia de manera rutinaria. Está probado que el ejercicio mejora la calidad de vida, el estado de ánimo, los niveles de glucosa y de triglicéridos, entre otras variables fisiológicas.

Aunque nunca es tarde para empezar a hacer ejercicio, es muy recomendable hacer una reserva muscular antes de llegar a la tercera edad y tratar de mantenerla en lo posible, ya que a partir de los 50 se acelera la pérdida muscular.

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