La demencia es un término para englobar a aquellas enfermedades degenerativas del cerebro que afectan la memoria, el razonamiento, el juicio, el lenguaje, comportamiento, entre otras más a tal grado que la persona se vuelve dependiente, es decir, que requiere cuidados y ayuda para realizar efectivamente sus actividades básicas de la vida diaria.
Desafortunadamente, hasta el momento, no existe un tratamiento curativo para estas enfermedades. Las personas que viven con demencia pueden recibir tratamiento para aliviar y mejorar algunos de sus síntomas, pero aún no se cuenta con una estrategia terapéutica que detenga por completo o desaparezca a estas enfermedades.
Por tal motivo, la prevención ha cobrado un papel importante para disminuir el número de casos de demencia en la población global a futuro. Actualmente se conoce que hasta un 40% de los factores de riesgo para demencia pueden ser prevenibles. Es por esto que a continuación se enlistan los 10 consejos más importantes que podemos seguir para tratar de prevenir el desarrollo de una demencia durante nuestra vida.
Presenta el Dr. Juan Pablo Ledesma Heyer, Médico Internista y Geriatra. Para tratar este tema tenemos como invitado especial a Luis Arnoldo Muñoz Nevárez. Médico especialista en Medicina Interna, Geriatría y Cognición y Salud Cerebral. Imagen de ErikaWittlieb.
Consejo #1:
Promover la educación
«La educación que recibimos en nuestros primeros años escolares es fundamental para el desarrollo de nuestro cerebro»
El «entrenamiento cerebral» al que nos sometemos día a día en nuestras clases escolares fortalece a nuestro cerebro.
Aprender a leer, escribir y realizar aritmética básica crea conexiones cerebrales importantes en zonas del cerebro que están a cargo de nuestra memoria, particularmente una estructura localizada en el lóbulo temporal de nuestro cerebro, llamada hipocampo.
Se estima que 4.2 años de educación que recibimos, obtenemos una reducción de riesgo del 37% para desarrollar alguna demencia.
Nunca es tarde para obtener educación y mejorar nuestras conexiones cerebrales. Existen estudios científicos que sugieren que acudir a la escuela, incluso en edades avanzadas, promueve la salud cerebral y reduce el riesgo de padecer algún tipo de demencia.
Consejo #2:
Prevenir o tratar el déficit auditivo
El déficit auditivo, hipoacusia, o pérdida de la capacidad de escuchar, es un problema de salud muy prevalente en la población adulta mayor.
Conforme se envejece, algunas personas pueden perder su agudeza auditiva. Actualmente sabemos que las personas que no escuchan bien tienen mayor riesgo a desarrollar una demencia en el futuro, particularmente la enfermedad de Alzheimer.
Esto se debe a que la región del cerebro que se encarga de interpretar los estímulos auditivos se encuentra en la región temporal, de manera muy cercana al hipocampo, estructura fundamental para la consolidación y evocación de información y recuerdos.
Si esta zona se ve menos estimulada debido a una menor captación del sonido y el lenguaje, eventualmente perderá su tamaño y sus conexiones con otras regiones cerebrales se perderán de manera gradual.
Se recomienda que las personas jóvenes que trabajan expuestos a ruidos fuertes, como trabajadores en sitios de construcción, reparación, demolición, técnicos de audio y sonido, etc., cuiden sus oídos del trauma acústico con equipo de protección.
Si llegamos a desarrollar déficit auditivo, entonces el consejo por expertos es acudir con un médico especialista en Audiología para estudiar el origen del problema y determinar si el paciente es candidato para utilizar un dispositivo auxiliar auditivo, es decir, aquellos pequeños aparatos que se colocan en el oído externo para amplificar los sonidos y poder escuchar mejor.
Consejo #3:
Evitar los golpes o lesiones en la cabeza (traumatismos craneoencefálicos)
Los golpes en la cabeza pueden causar un problema médico llamado traumatismo craneoencefálico, que ocurre cuando el cerebro se lastima por un impacto directo de mediana o alta fuerza.
Esto puede ocurrir después de sufrir una caída, un accidente automovilístico, o incluso en algunos deportes de contacto como el fútbol americano, el rugby, las artes marciales, el box u otro tipo de combate, como, por ejemplo, en los veteranos de guerra expuestos a detonaciones.
Los traumatismos craneoencefálicos generan daño en el cerebro, incluyendo pérdida de neuronas, las células principales que forman al cerebro.
Las personas que sufren traumatismos craneoencefálicos a lo largo de su vida tienen más riesgo de desarrollar alguna demencia.
Si prevenimos o evitamos todos los factores de riesgo antes mencionados, estaremos protegiendo a nuestro cerebro de daño a corto y largo plazo.
Consejo #4:
Evitar enfermedades como la hipertensión arterial o la diabetes. Si ya la(s) padecemos, ¡mantenerla(s) bajo control!
Envejecer con enfermedades en descontrol, como la hipertensión arterial (presión alta) o la diabetes, incrementan nuestro riesgo de desarrollar algún tipo de demencia, especialmente enfermedad de Alzheimer y demencia vascular.
La hipertensión arterial y la diabetes son enfermedades cardiovasculares, es decir, afectan principalmente a nuestra sistema circulatorio.
La inflamación y el daño vascular compromete a muchos órganos de nuestro cuerpo, incluyendo al cerebro. Un cerebro sano requiere de una adecuada circulación para un aporte eficiente de oxígeno y nutrientes.
Actualmente se conoce que vivir persistentemente con una presión arterial sistólica mayor a 130 milímetros de mercurio (mmHg) incrementa el riesgo de deterioro cognitivo y demencia a más de 34%.
Por otra parte, las alteraciones en los niveles de glucosa en sangre se asocian a inflamación y disfunción cerebral, por lo que mantener la glucosa en rangos normales es fundamental para mantener nuestra salud cerebral.
De igual manera que la hipertensión, la diabetes genera daño vascular que pone en riesgo a la circulación y metabolismo cerebral. Este consejo se basa en la prevención.
Mantener un estilo de vida saludable (evitar el sedentarismo, llevar una adecuada alimentación) para evitar padecer estas enfermedades. Si ya se padece de alguna (o ambas), el consejo entonces es acudir regularmente con su médico para mantener estos padecimientos bajo un adecuado control.
Consejo #5:
Combatir la obesidad y mantener un peso saludable
Vivir con obesidad es vivir en un estado crónico de inflamación. El aumento de estrés oxidativo, la resistencia a la insulina y las alteraciones musculoesqueléticas son algunos de las muchas alteraciones que ocurren en el cuerpo de una persona con obesidad.
Estos cambios afectan a distintos órganos en nuestro cuerpo, incluyendo al cerebro.
Estudios recientes demuestran que el flujo sanguíneo cerebral está disminuido en las personas obesas, por ofrecer un ejemplo de los cambios que se presentan a nivel cerebral.
Otros estudios han mostrado que tener un índice de masa corporal mayor a 25 kg/m2 incrementa nuestro riesgo para desarrollar algún tipo de demencia. Este riesgo es aún mayor si nuestro índice de masa corporal es igual o superior a 30 kg/m2.
Por otra parte, tener un peso demasiado bajo también parece otorgar riesgo para tener demencia. Un índice de masa corporal menor a 18.5 también se ha asociado a un incremento en este riesgo.
Con este consejo recomendamos mantener un peso adecuado según nuestra estatura, es decir, mantener un índice de masa corporal entre 18.5 y 24.9 kg/m2.
Consejo #6:
Reducir nuestro consumo de alcohol
El consumo excesivo de alcohol se asocia a múltiples consecuencias negativas para nuestra salud. El hígado, el estómago y otros órganos del aparato digestivo pueden sufrir daños debido al alcoholismo crónico, sin embargo, el cerebro también es vulnerable a los efectos del alcohol.
Estudios de investigación utilizando resonancia magnética han permitido determinar que el volumen cortical del cerebro de personas con alcoholismo crónico es menor comparado a personas con un consumo de alcohol reciente.
El consumo de alcohol de más de 21 unidades de alcohol por semana se asocia a un mayor riesgo de presentar una demencia.
Una unidad de alcohol es equivalente a 10 mL (8 gr) de alcohol puro. Las bebidas alcohólicas reguladas tienen en su etiqueta su ABV, es decir su contenido de alcohol por volumen. Para determinar cuántas unidades de alcohol estamos consumiendo, esto se determina por la siguiente fórmula: ABV x volumen (mL)/1,000. En general, 25 mL de un licor destilado (ABV 40%) es equivalente a 1 unidad de alcohol, una cerveza comercial de 330 mL (ABV 5%) es equivalente a 1.7 unidades y una copa de vino de 250 mL (ABV 12%) es equivalente a 3 unidades.
La recomendación oficial de la Organización Mundial de la salud es no exceder de 14 unidades de alcohol por semana en hombres, mientras que para mujeres se recomienda no sobrepasar un consumo de 7 unidades de alcohol por semana.
Consejo #7:
Nunca fumar o dejar de fumar
Fumar es uno de los mayores factores de riesgo para desarrollar una demencia.
Fumar duplica el riesgo de demencia al incrementar el riesgo de enfermedad cardiovascular, de diabetes, de padecer eventos vasculares cerebrales, de arteriosclerosis coronaria, todo esto debido al incremento del estrés oxidativo y neuroinflamación.
Estudios comparativos entre población fumadora, exfumadores y personas que nunca han fumado nos han permitido descubrir que el riesgo para desarrollar demencia disminuye de manera más importante en aquellas personas que nunca han fumado.
Ser exfumador por más de 4 años también reduce el riesgo, aunque en menor grado.
Este consejo concluye que debemos promover a la población a evitar el tabaquismo durante toda la vida y si ya se es fumador, se recomienda dejar de fumar lo más pronto posible para lograr disminuir nuestro riesgo de desarrollar una demencia.
Consejo #8:
Identificar y tratar la depresión
La depresión es una enfermedad cerebral caracterizada por un desbalance o pérdida del equilibrio en la cantidad y función de distintos mensajeros químicos en el cerebro, llamados neurotransmisores, encargados de estimular ciertas regiones del cerebro que nos permiten experimentar sentimientos de felicidad, recompensa, placer, entre otras emociones que nos permiten mantener un estado de ánimo positivo.
Las personas que padecen depresión tienen dificultad en experimentar estas emociones, por lo que su ánimo decae y predomina la tristeza, la anhedonia, la apatía, entre otros síntomas que impactan de manera negativa la calidad de vida. Las personas que tienen depresión experimentan también cambios cerebrales que no sólo impactan en su ánimo, sino también en su atención, concentración y memoria.
Padecer depresión incrementa el riesgo de desarrollar una demencia, por lo que es muy importante identificar estos cambios de ánimo y acudir con un médico especialista para realizar un diagnóstico y tratamiento apropiado.
La depresión puede ser tratada y corregida, de esta manera también reduciendo nuestro riesgo de presentar demencia en el futuro.
Consejo #9:
Evitar el aislamiento social
El aislamiento social ocurre cuando una persona se aleja parcial o totalmente de su entorno, de su familia, sus amistades y seres queridos. Se aleja de sus reuniones o actividades sociales, así como de eventos o reuniones familiares. Se “encierran” en su propio mundo y dejan de interactuar con el mundo exterior.
El aislamiento social puede ocurrir por muchos motivos (depresión, disminución en la audición o sordera, el retiro o jubilación, la pérdida de seres queridos o por discapacidad física y limitación en la movilidad).
Las personas que viven en aislamiento social tienen un mayor riesgo para desarrollar demencia.
Con este consejo recomendamos mantener actividad social al envejecer, esto incluye actividades en grupo como paseos, excursiones, salidas o viajes de campo; hacer o recibir visitas; así como participación en grupos comunitarios, actividades religiosas, grupos de lectura, por mencionar algunas.
Además, mantener redes sociales fuertes (contacto frecuente y efectivo con amistades y familia) y contar con soporte social (alguien con quien compartir experiencias o sentimientos personales, ayuda para toma de decisiones, etc.) también tienen un efecto positivo de “protección” cerebral.
Consejo #10:
Realizar actividad física
La vida sedentaria se asocia mayor prevalencia de sobrepeso y obesidad, a mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas como hipertensión, diabetes y dislipidemia.
Todas estas condiciones aumentan el riesgo de desarrollar demencia.
Los efectos positivos de la actividad física para la salud son muchos y debido a esto, muchas autoridades e instituciones de salud han emitido sus recomendaciones de actividad física.
La recomendación oficial por la Organización Mundial de la Salud es realizar por lo menos 30 minutos de actividad aeróbica de moderada intensidad por 5 días a la semana para completar un total de 150 minutos semanales.
Como alternativa, también sugieren 25 minutos de actividad física rigurosa 3 días a la semana para un total de 75 minutos semanales.
La actividad física que decidamos realizar debe ser acorde a nuestra edad, condición física y estado de salud. Es importante consultar con su médico para determinar qué plan de actividad física es más apropiado para nosotros.