Presenta el Dr. Juan Pablo Ledesma Heyer, Médico Internista y Geriatra. 

La población de adultos mayores es festejada a partir de la primera Asamblea Internacional de la Organización de las Naciones Unidas dedicada al envejecimiento y realizada en 1982. En 1982 se decretó conmemorar, a nivel internacional, el mes de agosto como el de la vejez; y en México se determinó que el día 28 del mismo mes es el “Día Nacional de las Personas Mayores”.  

De acuerdo al Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM) la celebración de este día ofrece un espacio no sólo para felicitar a las personas mayores por el hecho de serlo, sino para brindarles un reconocimiento por sus aportaciones actuales y potenciales al desarrollo cultural, social, económico y político de nuestra sociedad, así como para impulsar la lucha por el reconocimiento y pleno ejercicio de sus derechos.

La celebración de este día nos obliga a reflexionar sobre la situación actual de las personas mayores, el ejercicio de sus derechos y las responsabilidades que tenemos para con este grupo de la población. Para ello, en el  programa del día de hoy empezaremos por explicar brevemente lo que es y lo que implica el proceso de envejecimiento, para más adelante hablar sobre la situación actual de los adultos mayores en México, cuáles son sus derechos, y finalmente, qué acciones se deberían tomar para mejorar su situación. 

Cuando nos referimos al envejecimiento, hablamos de un proceso natural, gradual, continuo e irreversible de cambios a través del tiempo. Estos cambios se dan en el nivel biológico, psicológico y social, y están determinados por la historia, la cultura y las condiciones socioeconómicas de los grupos y las personas. Por ello, la forma de envejecer de cada persona es diferente (INAPAM, 2020) 

Entre los signos que determinan el envejecimiento de las personas se tienen:

  • La edad física: cambios físicos y biológicos que se presentan a distintos ritmos, mismos que dependen del sexo, lugar de residencia, economía, cultura, alimentación, tipo de actividades desarrolladas y emociones.
  • La edad psicológica: cambios en las emociones, sentimientos, pensamientos y el significado que para cada persona tiene la vejez. Adicionalmente, se presentan cambios en los procesos psicológicos, como la memoria o el aprendizaje. 
  • La edad social: relacionada con los significados de la vejez, diferentes para cada grupo humano, según su historia, su cultura y su organización social.

En demografía se utiliza la edad cronológica para determinar a la población adulta mayor; la Organización de las Naciones Unidas (ONU) establece la edad de 60 años para considerar que una persona es adulta mayor, ese mismo criterio aplica para nuestro país.

Para ubicarnos un poco en el contexto actual sobre los adultos mayores en México, vale la pena mencionar algunos datos oficiales (del INAPAM): 

En la actualidad hay más personas mayores de 60 años que menores de 4 años y se estima que para 2050 las mujeres de 60 años y más representarán 23.3% del total de población femenina y los hombres constituirán 19.5% del total de la masculina. Este incremento de adultos mayores generará un impacto en el Sistema de Salud y desafíos a la organización familiar, así como cargas adicionales de trabajo de cuidados, en especial para las mujeres, quienes realizan mayoritariamente este trabajo (INAPAM, 2020)

12% de las mujeres y 9.2% de los hombres adultos mayores viven solos, lo cual puede significar estar en situación de vulnerabilidad ante cualquier emergencia o necesidad que no puedan satisfacer por ellos mismos.

28.7% de las mujeres y 19.9% de los hombres adultos mayores no saben leer o escribir, situación que empeora en zonas rurales donde 53.2% de las mujeres y 37.1% de los hombres son analfabetas.

Una tercera parte de la población adulta mayor trabaja para el mercado laboral, con marcadas diferencias entre mujeres y hombres, 19.4% de ellas y 50.8% de ellos. Aun la población de edad más avanzada realiza actividades económicas: dos de cada diez hombres adultos mayores de 80 años y 4.7% de las mujeres de esas edades.

Las personas adultas mayores tienen una contribución social y económica importante no reconocida con el trabajo no remunerado que realizan en sus hogares. Un 90.6% de las mujeres adultas mayores y 86.1% de los hombres realizan actividades domésticas y de producción primaria, y 60% de ambos sexos realiza actividades de cuidado o apoyo para integrantes de su hogar.

En 2009, 25.3% de las personas adultas mayores necesitaron que alguna persona de su hogar le brindara cuidados o apoyo.

Las mujeres adultas mayores padecen más enfermedades incapacitantes y por más largo tiempo que los hombres: 3 de cada 10 tiene dificultad para realizar alguna tarea de la vida diaria como comer, bañarse, caminar, preparar o comprar alimentos, frente a 2 de cada 10 hombres.

El maltrato de las personas mayores se remonta a la antigüedad y se consideró como un asunto privado, es hasta fechas recientes,  que el maltrato de las personas de edad y otras formas de violencia doméstica se han convertido en cuestiones vinculadas con la salud pública y la justicia penal. El maltrato puede ser de varios tipos: físico, psicológico/emocional, sexual, financiero o simplemente reflejar un acto de negligencia intencional o por omisión 

Tanto mujeres como hombres mayores están expuestos a sufrir maltrato. Sin embargo, en México no se cuenta con información que permita dimensionar la magnitud de este problema.

Además, datos del INGER muestran que más de la mitad de los adultos mayores de 60 años conserva la salud y no tiene discapacidad alguna, lo cual representa un valioso capital social y una gran ocasión para fortalecer las acciones de prevención, por ejemplo, al momento del retiro. 

Una fracción significativa del total (20%) se encuentra en condición de fragilidad, es decir, en la antesala de la discapacidad y la dependencia. Dicha población constituye un grupo prioritario y también una oportunidad para la prevención, ya que esta entidad es susceptible de revertirse con intervenciones interdisciplinarias. 

Por otra parte, la cuarta parte de la población mayor padece alguna discapacidad y sufre las consecuencias de la morbilidad crónica acumulada. Uno de cada 5 adultos mayores con discapacidad es totalmente dependiente, es decir, necesita ayuda permanente, por parte de un tercero para su subsistencia. ***Es este grupo el que mayor beneficio obtendría del desarrollo de un modelo de atención centrado en la prevención y atención de la dependencia funcional y la mejora de la calidad.

Por otro lado, las estrategias enfocadas a mejorar su calidad de vida deben tener en cuenta los derechos de los adultos mayores, que de acuerdo a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), y en apego a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos son los siguientes: 

  • Igualdad de oportunidades: Las personas adultas mayores sin importar su lugar de origen, género, edad, discapacidad, condición social o de salud, religión, estado civil, tienen derecho a toda oportunidad de formación y realización, así como a la alimentación, el agua, la vivienda, vestido, atención sanitaria, oportunidad de un trabajo remunerado, educación y capacitación, a vivir en un entorno seguro y adaptado a sus necesidades, que privilegie su integridad física, su salud y su vida.
  • Participación: Las personas adultas mayores tienen derecho a la participación activa en la aplicación de las políticas que incidan directamente en su bienestar, a compartir sus conocimientos y habilidades con las generaciones más jóvenes y a formar movimientos o asociaciones.
  • Cuidados: Las personas adultas mayores tienen derecho a beneficiarse de los cuidados de su familia, a tener acceso a servicios sanitarios y a disfrutar de los derechos humanos y libertades fundamentales cuando residan en hogares y en instituciones donde se les brinden cuidados y tratamiento.
  • Autorrealización: Las personas adultas mayores tienen derecho a aprovechar las oportunidades para desarrollar plenamente su potencial, mediante el acceso a los recursos educativos, culturales, espirituales, recreativos y a la participación política.
  • Dignidad: Las personas adultas mayores tienen derecho a vivir con seguridad, ser libres de cualquier forma de explotación, maltrato físico o mental y recibir un trato digno.
  • Acceso a la justicia: Las personas adultas mayores tienen derecho a ser oídas, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable por un Juez o Tribunal competente, independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro tipo.

Adicionalmente, los adultos mayores tienen derecho a: 

  • Tener acceso en los establecimientos públicos y privados que brindan servicios al público, así como asientos preferentes en los servicios de autotransporte de pasajeros. 
  • A la educación, preferentemente de recibir información sobre los temas de envejecimiento y personas adultas mayores. 
  • A recibir orientación y capacitación en materia de salud, nutrición e higiene, así como en todo aquello que favorezca su cuidado personal. 
  • A participar en la vida cultural, deportiva y recreativa de su comunidad.

Dicho esto, diversas acciones (de acuerdo al INGER) se proponen para mejorar la situación y calidad de vida de la población adulta mayor:

  • La ley debe asegurar que la familia, la comunidad, la sociedad y el gobierno garanticen a la población adulta mayor el ejercicio del derecho a la vida, la salud, la alimentación, la educación, la cultura, el deporte, el ocio, el trabajo, la ciudadanía, la libertad, la dignidad, el respeto y la convivencia familiar y comunitaria.
  • Generar formas creativas de comunicación para sensibilizar a la sociedad sobre el envejecimiento poblacional y el cuidado que demanda la población adulta mayor.
  • Cambiar la concepción tradicional de que envejecer implica pasividad, aislamiento y dependencia; hay que poner el acento en la autonomía, el ejercicio de los derechos y la participación corresponsable por parte de la población a través del autocuidado y la colaboración en las acciones de promoción de la salud.
  • Incluir la perspectiva de edad, como ha ocurrido con la de género, en el conjunto del quehacer público.
  • Desarrollar programas, a nivel nacional, encaminados a la protección y prevención de la violencia y del maltrato de las personas adultas mayores.
  • Crear instancias específicas para la asistencia interdisciplinaria para las víctimas de violencia y maltrato.
  • Promover la adopción de ambientes seguros y saludables; por ejemplo, diseñar y establecer cruces de calles más seguras, banquetas más amplias y seguras, ofrecer educación vial a los conductores para garantizar la seguridad colectiva en la vía pública y al interior de los vehículos que brindan el servicio de transporte público.
  • Promover el desarrollo de un programa de salud del adulto mayor fundamentado en la atención primaria a fin de preservar la salud, prevenir el deterioro funcional y mantener al individuo en casa el mayor tiempo posible.
  • Desarrollar alternativas a la hospitalización –por ejemplo, centros de día y unidades de recuperación funcional (rehabilitación).
  • Incrementar el número de servicios especializados de atención geriátrica, idealmente mediante la inclusión de geriatras. 
  • Promover el desarrollo de un programa de acción en padecimientos demenciales –particularmente la enfermedad de Alzheimer–, fundamentado en la atención primaria a fin de prevenir o retrasar el deterioro funcional y mantener al individuo en casa el mayor tiempo posible.

“La expectativa real de una vida sana y activa para las personas mayores obliga a reformular el concepto de “envejecimiento” como carga y como deficiencia que prevalece aún en la sociedad mexicana y, en su lugar, destacar la participación actual de las personas mayores en los ámbitos social, económico, cultural y cívico, así como en su contribución continua en el seno de la sociedad, particularmente en la transmisión de los valores a través de las generaciones”

INGER

Además, “La promoción y protección de los derechos humanos de los adultos mayores debe ser una preocupación para todos, porque el envejecimiento es un proceso universal. Las personas mayores son especialmente vulnerables como grupo, en parte debido a las ideas estereotipadas y falsas de que son un segmento “caduco” de la sociedad; sin embargo, en la medida que la esperanza de vida aumenta y la salud mejora, las personas permanecen funcionales y activas durante más tiempo que nunca, tanto en el campo profesional como en la comunidad. El alentar y apoyar a los mayores para mantenerse activos durante el máximo tiempo posible tendrá beneficios para la sociedad en su conjunto”

Referencias

  • INAPAM (2015) Situación de las personas adultas mayores en México. 
  • INAPAM (2020) Pronunciamiento del INAPAM ante la celebración del día nacional de las personas mayores en los tiempos del covid-19 y el retorno a la nueva normalidad. México
  • Instituto Nacional de Geriatría (2013) Propuesta para un plan de acción en envejecimiento y salud. México

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