La diabetes se refiere a una serie de enfermedades metabólicas que conducen a un estado de hiperglucemia, es decir, a un nivel elevado de glucosa en sangre. Hay varios tipos de diabetes según su origen, pero la más común, particularmente en la población mayor, es la diabetes tipo 2. Existen cambios propios del proceso de envejecimiento que hacen que una persona tenga mayor riesgo de desarrollar diabetes, entre ellas, la disminución de las células beta del páncreas (que producen la insulina), la pérdida muscular y el aumento de la masa grasa, así como la disminución de la actividad física. Lo anterior no significa que en la vejez vamos a tener diabetes, ya que esta ocurre por diferentes causas que confluyen al mismo tiempo y que se verán más adelante.

Entonces ¿Qué factores aumentan el riesgo de padecer diabetes tipo 2? ¿Cómo se hace un diagnóstico de diabetes en una persona? ¿Es posible llevar una vida normal con diabetes?

Presenta el Dr. Juan Pablo Ledesma Heyer, Médico Internista y Geriatra. Para responder a estas preguntas nos acompaña el Dr. Gabriel Ochoa Cabral, Médico Geriatra con amplia experiencia en atención a adultos mayores. Imagen tomada de piqsels

Índice

¿Cuáles son los factores de riesgo para desarrollar diabetes?

Existen varios factores que aumentan la probabilidad de padecer diabetes, entre ellos:

  • Por herencia
  • Sedentarismo, que puede llevar a tener sobrepeso u obesidad
  • Abuso de sustancias nocivas para la salud, como el tabaco y el alcohol
  • Dieta inadecuada, generalmente alta en azúcares y otros carbohidratos

¿Cómo se hace un diagnóstico de diabetes en una persona mayor?

El diagnóstico se hace sobre todo a través de pruebas de sangre. Cuando una persona tiene una glucosa de 100-125 mg/dl en sangre en ayunas, se dice que tiene una “pre diabetes”. Cuando la glucosa en sangre es mayor a 126 mg/dl en ayunas, se considera que la persona tiene diabetes. No obstante, es el médico, quien de acuerdo a los resultados de los exámenes de sangre, la historia clínica y los síntomas, podrá diagnosticar una diabetes, puesto que en ocasiones, un lapso de estrés intenso puede alterar los resultados de las pruebas de laboratorio.

Otro estudio consiste en realizar una curva de tolerancia a la glucosa, en la cual, por vía oral se ingiere una cantidad de glucosa, y se mide ésta en sangre en distintos tiempos post administración. En dicho estudio, si la glucosa a las 2 horas de la ingesta es de 200 mg/dl o más, se dice que la persona tiene diabetes. Si lo anterior se presenta junto con síntomas típicos de diabetes, como son muchas ganas de orinar, hambre constante e incremento de sed, se confirma el diagnóstico. Cabe resaltar que en ocasiones los adultos mayores pueden presentar síntomas atípicos, por ejemplo, pérdida del apetito, caídas, cansancio, menor movimiento, cambios en su conducta e incluso presentar delirium.

¿Qué ocurre en México que la diabetes es tan común?

La principal causa de diabetes en México es la obesidad. Está demostrado que el mestizaje nos predispone a la obesidad, pero el mayor problema es la dieta, que es muy alta en carbohidratos, no únicamente presentes en la comida típica mexicana, sino también en los refrescos y alimentos chatarra. Entonces, una mala educación nutricional y el sedentarismo llevan a tener sobrepeso u obesidad, y esto aumenta considerablemente el riesgo de padecer diabetes. De hecho, México es el país con mayor obesidad infantil, además de tener uno de los índices más altos en obesidad adulta.

¿Cómo podemos prevenir la diabetes?

Lo ideal es que nos acerquemos a promotores de la salud que nos puedan orientar acerca de los hábitos alimenticios y actividad física que nos convengan más.

Se recomienda tener actividad física por lo menos 150 minutos a la semana, preferentemente ejercicios cardiovasculares. Si no estamos acostumbrados a hacer ejercicio, es bueno empezar paulatinamente. En cuanto a alimentación, si evitamos en lo posible los alimentos procesados y las bebidas azucaradas, puede ser de mucha ayuda.

¿Cómo se trata la diabetes a nivel farmacológico?

Lo primero que se debe hacer para tratar a una persona con diabetes tipo 2 es saber en qué etapa de la enfermedad se encuentra el paciente. Hay 5 etapas de diabetes según los niveles de glucosa en la sangre. Generalmente los síntomas de diabetes comienzan a presentarse en la etapa 2 o 3, y si la persona no se trata oportunamente, pueden aumentar aún más los niveles de glucosa (a más de 320 mg/dl, que sería la etapa 4) pudiendo ascender hasta la etapa 5, en la que la persona puede poner en peligro grave su vida.

Una vez identificada la etapa en la que se encuentra el paciente, se tiene que valorar cómo se encuentra cognitiva y funcionalmente, qué recursos socioeconómicos tiene, así como su estado metabólico. A partir de este momento, se indica el tratamiento. Cuando el paciente apenas se encuentra en la etapa 1 o 2 de diabetes tipo 2, quizás sea posible controlarla con cambios en los hábitos de vida (sobre todo con la dieta); en una etapa 3 o 4 puede que se requieran 2 o 3 fármacos para regular los niveles de glucosa, y en una etapa 5 se debe valorar si se requiere o no la hospitalización.

Entonces, es necesaria una valoración global antes de indicar el tratamiento, sobre todo tratándose de adultos mayores: por ejemplo, la insulina inyectada puede ser el medicamento idóneo para un paciente, pero si éste tiene déficit visual y además vive solo, quizás lo más adecuado sea recetar otro medicamento de más fácil administración y en el que no corra riesgos de salud (por una administración errónea de la insulina).

Conclusión

Desafortunadamente, uno de cada tres mexicanos después de los 60 años tendrá diabetes. Depende de nosotros, de nuestros hábitos, el disminuir esa prevalencia, y de no esperar a que estemos mayores para empezar a cuidarnos. El diagnóstico oportuno es de suma importancia, por lo cual se recomienda hacerse un chequeo de glucosa periódico, sobre todo en personas que tienen factores de riesgo.

Es importante saber que una diabetes bien controlada nos permite tener una vida completamente normal, sin limitaciones y con una esperanza de vida igual a la de una persona que no padece diabetes. Además, es falso que si tenemos diabetes, nunca más podremos disfrutar de los alimentos: hay maneras de preparar los alimentos, o de sustituir unos con otros más saludables, que nos permiten continuar consumiendo lo que nos agrada. En el caso de los adultos mayores, no se recomienda ser tajante y quitarle de golpe un alimento, sino que se haga de manera paulatina, dándole opciones más saludables.

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