Todos los humanos experimentamos a lo largo de nuestra vida lapsos de ansiedad por distintas situaciones. Se trata de una reacción física y psicológica de supervivencia necesaria para afrontar escenarios que son desafiantes en la vida y que constituyen un peligro o amenaza inminente para la integridad del individuo. Si bien, es una reacción natural del cuerpo, puede convertirse en patológica cuando se vuelve persistente o se presenta en situaciones que no son realmente amenazantes (aunque subjetivamente se sientan como tal).

Entonces ¿Cómo se manifiesta la ansiedad? ¿Por qué la ansiedad se puede presentar de manera patológica? ¿Qué es el trastorno de ansiedad generalizada? ¿Cómo se presenta la ansiedad generalizada en personas mayores y cuándo acudir al médico? ¿Cómo se trata?

Presenta el Dr. Juan Pablo Ledesma Heyer, Médico Internista y Geriatra. Para responder a estas preguntas nos acompaña el Dr. Rogelio Bazúa O Connor, Médico Cirujano con Especialidad en Psiquiatría y Subespecialidad en Psicogeriatría, actual Jefe de Servicio de Geriatría del Hospital Civil Fray Antonio Alcalde en la ciudad de Guadalajara. Imagen tomada de pexels

Índice

¿Cómo se manifiesta la ansiedad?

La ansiedad, como ya se mencionó, se presenta ante una situación de estrés que trae consigo síntomas físicos, como sequedad de boca, sudoración, temblor, sensación de un nudo en la garganta, falta de aire, aceleración del corazón, tensión muscular, se aprieta la mandíbula, entre otras. A nivel psicológico, se percibe la sensación de que algo malo va a pasar, de lo incierto, o de que no sabemos afrontar la situación que vivimos o estamos por vivir.

Entonces, el experimentar un lapso de ansiedad es normal y necesario para actuar ante una situación desafiante o que pone en peligro nuestra integridad, pero puede volverse patológica cuando se presenta de manera constante, incluso ante situaciones en las que no hay ningún problema real, o por situaciones meramente hipotéticas. Por ejemplo, ponernos sumamente ansiosos cuando nuestros hijos no llegan exactamente a la hora a la que dijeron que lo harían, y asumir que seguramente algo malo sucedió, o sufrir ansiedad por una posible crisis económica en el hogar, aún si no existen razones de peso para que esto suceda.

¿Por qué la ansiedad se puede presentar de manera patológica?

A nivel neuroquímico, la serotonina y noradrenalina son dos neurotransmisores que regulan en buena parte nuestro estado emocional y que están involucrados en la generación de la ansiedad. Suele encontrarse una disminución de estas sustancias en personas que padecen un trastorno de ansiedad.

El trastorno de ansiedad también tiene un componente genético, pero el padecerla no necesariamente implica que tuvimos antecedentes, o que si tenemos antecedentes nosotros lo vamos a padecer. Además, puede presentarse por haber sufrido algún evento que percibimos como muy adverso en nuestra vida.

¿Qué es el trastorno de ansiedad generalizada?

Se trata de un trastorno en el cual se está permanentemente ansioso ante muchas situaciones y estímulos de la vida cotidiana, aún si no son realmente apremiantes. Lo anterior persiste por varios meses y comienza a interferir de manera significativa con el funcionamiento normal de la persona.

¿Cómo se presenta la ansiedad generalizada en personas mayores y cuándo acudir al médico?

Si la persona mayor ha dejado de hacer sus actividades diarias, por ejemplo, salir a la tienda, frecuentar a sus amigos o familiares (aún si cuenta con la capacidad física de hacerlo), se le nota más irritable o angustiada o tiene dificultad para concentrarse, lo ideal es buscar asistencia médica para encontrar la causa (idealmente un médico geriatra que pueda hacer una valoración global, y si es necesario, un psicólogo y psiquiatra también). Pueden además presentarse síntomas físicos persistentes como gastritis, colitis de repetición, problemas de insomnio, temblores y desgaste de los dientes por bruxismo.

¿Cómo se trata un trastorno de ansiedad en la persona mayor?

A nivel psicológico, se suele utilizar la terapia cognitivo conductual para ayudarnos a aclarar qué situaciones o pensamientos nos están poniendo ansiosos y cómo podemos frenar o disminuir este estado. Lo que se busca es llevar nuestros pensamientos a un punto más lógico en el cual podamos diferenciar con mayor agudeza aquellas situaciones que sí ameritan ponernos ansiosos de las que no, o el cómo evitar o afrontar estas situaciones que nos estresan y generan un estado de ansiedad. Las técnicas de relajación, meditación y respiración, así como hacer ejercicio físico y procurar una rutina de sueño, contribuyen a mejorar la ansiedad.

¿Cómo se lleva el tratamiento farmacológico de la ansiedad?

A nivel farmacológico, se suelen utilizar medicamentos que ayudan a que se aumenten los niveles sinápticos de la serotonina y la noradrenalina (los llamados inhibidores de recaptura de serotonina y/o noradrenalina). Cuando el problema es persistente, o los lapsos de ansiedad son muy acentuados, se puede recurrir al uso de ansiolíticos, como los antihistamínicos y las benzodiacepinas. El objetivo es usar estos últimos por periodos cortos de tiempo (algunos meses) en lo que se nivelan los niveles de neurotransmisores cerebrales y en lo que tiene un efecto evidente la terapia conductual, ya que si se utilizan por tiempos prolongados existe el riesgo de desarrollar dependencia. Cabe resaltar que estos medicamentos deben tomarse bajo estricto control médico (nunca automedicarse) y únicamente pueden ser prescritos por un especialista en salud mental (un psiquiatra o un neurólogo) o por un médico geriatra.

Conclusión

La ansiedad es un estado fisiológico normal que se presenta ante situaciones desafiantes o amenazantes de la vida. En un lapso de ansiedad, se pueden experimentar signos físicos como aumento de la frecuencia cardiaca, tensión muscular o sudoración, entre otros, así como síntomas psicológicos en los cuales sentimos que algo malo va a suceder o que no podemos afrontar una situación. Si bien, la ansiedad sirve para prepararnos para una situación que amenaza nuestra integridad, puede volverse patológica cuando es persistente y se presenta ante situaciones que no son realmente apremiantes o que son hipotéticas. Cuando esto sucede, empieza a interferir de manera importante en la vida y relaciones de la persona, y puede además causar problemas persistentes de salud como colitis crónica, gastritis, entre otras.

En adultos mayores, un trastorno de ansiedad se puede notar a través de cambios de humor, nerviosismo, alteraciones en sus actividades diarias, aislamiento, entre otras conductas anormales, y puede surgir como resultado de alguna enfermedad, cambios en su rutina, por efecto secundario de fármacos o por problemas familiares o algún otro evento adverso. Afortunadamente

«un trastorno de ansiedad puede tratarse con bastante éxito atendiendo las causas, o a través de terapia conductual, y en algunos casos, de tratamiento farmacológico debidamente controlado.»

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